viernes, 8 de enero de 2021

Trump y el populismo

Por Otto Klappenbach Los cuatro años de la presidencia de Donald Trump significaron un éxito económico sin presente en los Estados Unidos, principalmente en el crecimiento del producto bruto como del empleo. Trump tenía ganada ampliamente la elección si no hubiera sido por el Covid, cuya manejo no fue convincente. La mayoría de los analistas están de acuerdo con esta afirmación. Trump jugó su carta a la vacuna y Pfizer, suspicazmente, postergó el anuncio de su producto para después del acto eleccionario. Fue la pandemia la que justificó el nunca tan numeroso voto por correspondencia. Un mecanismo que se implementó originariamente para que pudieran votar los soldados que estaban en cumpliendo misiones militares en el exterior, y que, lentamente, se fue extendiéndose a civiles como excepción. Trump advirtió sobre la maniobra de los demócratas para adulterar por diversas formas el voto por correspondencia. Tanto él como sus seguidores están convencidos que les hicieron fraude. Yo tengo muchas dudas que no tengan razón. Uno de los más famoso de los editorialistas políticos norteamericano, Thomas Friedman, en el diario The New York Time, publicó un artículo que hoy reprodujo La Nación, donde sostiene que si se hubiera anulado la victoria de Biden por canales institucionales los 81.283.485 estadounidenses que lo votaron “habrían salido a las calles (yo había sido uno de ellos) y probamente irrumpirían en la Casa Blanca, el Capitolio y la Corte Suprema”. No entiendo entonces porqué se sorprende con la actitud de algunos republicanos que irrumpieron en el Congreso, como lo hubieran hechos los demócratas. Creo que el fondo de la cuestión se está debatiendo en la actualidad en la ciencia política: el populismo, del cual Trump es un exponente. Ortega y Gasset decía: “lo que más distingue al hombre al resto de los seres de la creación es su capacidad de insatisfacción”. De no haber sido así, seguramente estaríamos viviendo en las cavernas. Las insatisfacciones de grupos sociales no siempre son canalizadas por los sistemas de la democracia burguesa establecida en el final del siglo XVIII. En caso de “Yankilandia” lo que sorprende que haya aflorada tan nítidamente en el país que, no solo fue la cuna de la representación popular, sino su mejor ejemplo. Pero cuando en la elección no hubo claridad se afecta el sistema y cuando las demandas de muchos no son escuchadas también. Trump les devolvió el trabajo a millones de norteamericanos que fueron sustituidos por el mercado que buscó mano de obra barata como la de China o México. Ese sector se creyó burlado con el voto por correspondencia. Las instancias políticas y judiciales le dieron ganador a Biden, pero en los populismos el voto también es contra el establiment que incluye los grandes laboratorios, como los que suponen retardaron la concreción de la vacuna. Esto lo explica, pero no lo justifica, no obstante la afirmación de los propios demócratas de que hubieran hecho lo mismo en iguales circunstancias. La forma de evitar los males del populismo es que la clase dirigente esté atenta a las necesidades, aspiraciones, y postergaciones de los distintos sectores sociales y no permita que el voto popular sufra violaciones.

No hay comentarios: